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Mi encuentro con la obra de la poeta argentina Alejandra Pizarnik se remonta a 1999; todavía hoy, diez años después, no puedo explicar lo que sucedió al escuchar sus poemas; una breve biografía y ya estaba atrapada. En ese momento en la biblioteca de la facultad sólo conseguí la antología Semblanza, de Frank Graziano, y poco después mi familia argentina me envió un recorte del periódico Clarín, en el que había un pequeño reportaje sobre la poeta, su obra y su legado, junto con la compilación que había hecho Cristina Piña para Corregidor; fue mi primer libro de Alejandra. En el año 2000, Lumen saca a la luz su Poesía Completa, editada por Anna Becciu, con el anuncio de publicación de sus prosas y sus diarios. En 2001 se celebra en la Universidade da Coruña el V Congreso de la AEELH: Con los cinco sentidos, en el que presento mi primera ponencia sobre Pizarnik, y me pongo en contacto con jóvenes investigadores y con expertos que se dedican al estudio de su obra; todos coincidimos en que desde la publicación de Lumen se ha despertado un gran interés por la poeta, y el número de estudios de carácter científico, artículos biográficos y textos homenaje sigue en aumento. En el intervalo 2001-2008, me dediqué casi de forma exclusiva a la investigación en su obra bajo la dirección de la Dra. Eva Valcárcel. Tras los cursos de doctorado, acotamos el tema de la tesis, que se concretó en su obra poética y en la construcción del concepto de desencuentro a lo largo de la misma. Durante estos años tuve la oportunidad de dar algunas clases y seminarios sobre Pizarnik y otras poetas argentinas en la asignatura Introducción a la Literatura Hispanoamericana en la Universidade da Coruña, y en su Universidad Senior. También, en las estancias realizadas en Göteborg, fui invitada a impartir algunos seminarios sobre mi investigación, en el departamento de español de la Göteborgs Universitet. Entre todos ellos, fue especialmente emocionante una charla-conferencia celebrada en el Iberoamerikanska Institutet, en la que presentaba una biografía poética de Pizarnik a través de sus símbolos; entre el público, algunos emigrantes argentinos convirtieron aquellas horas en una experiencia inolvidable. En el año 2005, la Universidade da Coruña me concedió una beca predoctoral para finalizar mi investigación, y realicé una estancia en la Universidad Autónoma de Madrid bajo la tutela del Profesor Teodosio Fernández, que había dirigido una tesis sobre Pizarnik, y quien me ofreció su inestimable ayuda en todo momento. Esta visita me permitió subsanar algunas carencias bibliográficas y realizar intercambios sobre mi investigación con diferentes profesores y especialistas en la materia. En 2006 llevé a cabo otra estancia, en la Universidad de Buenos Aires, tutelada por la Profesora Delfina Muschietti, especialista valiosísima en la obra de Alejandra Pizarnik. El viaje me proporcionó la oportunidad de acceder a las fuentes primarias que me faltaban, primeras ediciones y algún texto inédito; los seminarios y reuniones con Delfina Muschietti resultaron estimulantes y muy provechosos en un momento en el que estaba terminando de definir la estructura de la tesis. Por otra parte, la búsqueda de primeras ediciones en librerías de viejo y anticuarios, me permitió acceder a materiales de gran utilidad para mi investigación, así como la posibilidad de consultar lo que quedaba de la biblioteca personal de Pizarnik, que en aquel momento poseía Pablo Ingberg. Pude hojear el volumen propiedad de Alejandra de La tierra más ajena, junto con un par de reseñas de periódicos que ella misma había adjuntado. El ejemplar de las Iluminaciones de Rimbaud, y algunos otros, me permitieron comprobar la cantidad de notas y subrayados a los que sometía la poeta sus lecturas. El encuentro con las fundadoras del Centro Cultural Alejandra Pizarnik me ofrecería nuevas posibilidades: recorrer Avellaneda, el colegio judío, su colegio, la que fue una de sus casas, su placa en la plaza central, su esquina, tocar su escritorio, ver los cuadernos de sus compañeros de infancia, sus fotos de niña, hablar con su hermana Myriam. Ellas también me podrían en contacto con Cristina Piña, profesora de la UBA, investigadora fundamental en el universo Pizarnik y su biógrafa oficial, que me abrió su casa, que me ofreció sin reservas todo su material, me escuchó atenta y me aconsejó sobre mi tesis. Al final del viaje el encuentro, el cementerio judío, su tumba, las piedrecitas. A lo largo de estos años he publicado algunos artículos en revistas y
congresos. En 2008 finalicé la tesis doctoral bajo la dirección de la
Profesora Eva Valcárcel, persona fundamental a lo largo de estos años,
supervisora inestimable de mi trabajo y maestra.
Principales publicaciones:
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